La contaminación atmosférica, acústica y las emisiones de CO₂ afectan no solo a las personas, sino también a los ecosistemas, fauna urbana y biodiversidad. Las emisiones y la polución del tráfico deterioran hábitats, afectan la salud de animales y degradan entornos naturales.
Al sustituir un vehículo contaminante por uno eléctrico, reduces ese impacto —y además puedes certificar ese ahorro con CAE. Eso significa que, al moverte con un eléctrico, no solo mejoras tu calidad de vida, también contribuyes a la conservación del medio ambiente, de la naturaleza y de los seres vivos que lo habitan.
Ese enfoque convierte el coche eléctrico en una herramienta real de responsabilidad ambiental: movilidad, eficiencia, sostenibilidad y protección de la naturaleza, todo al mismo tiempo.
Las emisiones de los coches de combustión afectan a los ecosistemas, a la fauna urbana y rural y a la calidad general del medio ambiente. El ruido, las partículas y los gases contaminantes alteran hábitats y dañan el equilibrio natural.
Cambiar a un coche eléctrico elimina esas emisiones directas y reduce significativamente el ruido. Si además ese cambio genera un ahorro energético reconocible, puedes certificarlo obteniendo un certificado de ahorro energético (CAE), convirtiendo tu decisión en un beneficio tanto ambiental como económico.
Así, la movilidad eléctrica contribuye a proteger la biodiversidad mientras premia tu eficiencia energética.


