El cambio climático exige medidas concretas, y el CAE es una de las herramientas más directas para lograrlo. Al convertir los ahorros energéticos en certificados negociables, se crea un sistema donde cada mejora individual suma al objetivo colectivo.
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Cuando un particular cambia su coche de combustión por uno eléctrico, está reduciendo emisiones.
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Si una familia instala ventanas más eficientes o una bomba de calor, disminuye la energía necesaria para climatizar su vivienda.
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Al comprar electrodomésticos eficientes, se reduce el consumo diario de electricidad.
Cada una de estas acciones genera CAEs que, además de traducirse en dinero para el usuario, cuentan oficialmente para los objetivos de eficiencia energética de España.
La Unión Europea exige a los países miembros cumplir metas muy concretas de ahorro de energía. Con el sistema de CAEs, España dispone de una herramienta transparente, medible y escalable para demostrar esos avances.
En definitiva, los CAEs son mucho más que un beneficio económico individual: son la pieza que permite que España avance hacia la descarbonización y cumpla con los compromisos climáticos europeos.
